Recuerdos llegan a mi mente y rabia me da en algunos momentos al no ver la realidad o no haberla visto en su debido tiempo. Llegando a lo más profundo de mi memoria y recuerdo ese día en el cual escuché su melodioso canto surcar mis oídos, ¿sabes qué más recuerdo? Digo en voz alta y recuerdo qué no hay nadie aparte de mí en esta habitación tan iluminada visualmente, pero tan lúgubre y obscura en su atmósfera; sin darle importancia a mi soledad continúo mi monólogo y comienzan a salir por mi boca todos aquellos recuerdos que surgían de mi mente.
Volvía a pensar en el día que me visitó aquel pajarito, sus colores cambiaron los contrastes y los matices que poseía el panorama típico que podía observar desde la ventana; ¡Vaya! por tan solo unos minutos. insignificantes para algunos, no me dediqué a observar el humo que salía de los exhostos provenientes de los vehículos ó mirar discusiones qué esporádicamente se generaban tras de un tiempo transcurrido después de las escenas de besos y caricias. Esta vez fue diferente, él se posó en el marco de mi ventana. Su apariencia no era majestuosa ni parecía hecha de materiales preciosos, era un ave roja con alas cafés, de pico muy delgado , ojos muy profundos y cantos enigmáticos.
Me hipnotizó precisamente eso, el enigma que significaba para mi aquella ave, recuerdo que me senté frente a la ventana de mi apartamento para escucharle, verle y conocerle un poco más. Lentamente después de haberme sentado, dirigí mi mirada hacia los ojos del ave; allí fue cuando me dí cuenta que él al igual que yo a el, me miraba con la misma mirada de curiosidad. En ese instante fue cuando comprendí que ese sería un momento que jamás olvidaría, ¿Cómo es posible que, un pájaro fuera a captar mi atención de tal manera? era algo ilógico y algo raro, pues yo, quien nunca había tenido contacto directo alguno con ningún animal (bueno, ademas de las visitas que hacíamos a la granja con la escuela ya hace bastante tiempo) y nunca me habían interesado, no antes solo hasta este día en particular.
Cuando profundicé en la mirada del pájaro a quien ya le había cogido aprecio, me dí cuenta que sus ojos no solo lanzaban miradas de curiosidad, también daban a conocer dolor, confusión y algo de esperanza, por tal motivo quise preservarlo junto a mi por un largo periodo de tiempo o por lo menos hasta que estuviera bien. Le abrí la ventana permitiendo que entrara a mi morada, me levanté del suelo y mientras el entraba a mi sala, yo fui a buscar un pequeño recipiente, de esos que antes servia para almacenar el cereal y luego agregarlo a la leche; serví un poco de avena y semillas de sésamo y lo acerqué a su pequeño pico y con ningún tipo de desconfianza comió y me miró con esos pequeños y profundos ojos, los cuales en esta ocasión demostraban en un gesto cariño y agradecimiento.
De ahí en adelante el ave permaneció en mi casa durante 7 días, días en los cuales yo lo cuidé, lo alimenté y lo ví; pero por cada día qué pasaba su comportamiento se volvía más y más extraño, la esencia de sus cantos se volvían melancólicos y su mirada aunque llena de amor, expresaba matices de tristeza. En esos días me pregunté ¿pero cómo más le he de ayudar? si es que lo puedo hacer y siendo sincera no llegaban respuestas que me dieran soluciones factibles para esta oportunidad. Luego pensé que el quizás necesitaba tiempo de soledad, (realmente creí que lograría disfrutarlo) entonces cerré las ventanas, apagué los fogones, agarré las llaves y ajuste la puerta, conmigo fuera del apartamento.
Empecé a caminar pero sentí que algo estaba diferente, primero las llaves se resbalaron de mis manos, las cuales ya no eran manos, estas quedaron transformadas a estructuras de otras especie mucho mas pequeña y lentamente me dí cuenta que en ese momento tenía una apariencia igual a la de aquel ave tan común que había hospedado en mi casa desde hacía unos pocos días. en ese momento tenía una serie de sentimientos mezclados en mi cabeza, estaba asombrada pues sin darme cuenta había volado hasta el marco de mi ventana, tenía miedo, irá y a la vez estaba experimentado un tipo de libertad que nunca había tenido. Me encontraba frente al marco de la ventana de mi apartamento, en el mismo punto donde aquel día se posó la otra ave y a la vez estaba siendo observada por un hombre el cual poseía una mirada que para mi ya era conocida, se posó frente a la ventana pero me dí cuenta que no me reconoció y luego me di cuenta de como el se alejaba de la ventana sin intenciones de volver y abrirme.
En ese momento saqué coraje y me guardé los lamentos para después, extendí mis alas y volé durante meses, posandome de ventana en ventana. Hasta que un día volví a mi antigua casa y me di cuenta que las ventanas abiertas, ademas de eso el apartamento estaba empolvado y no había rastros de ningún pájaro u hombre; entré por la ventana y revisé una a una cada habitación y no encontré a nadie, no tenia nada que hacer allí... a fin de cuentas solo era un ave, así que me ubique frente a la ventana y me quede dormida recostando mi cabeza sobre el vidrio... pero pasó algo inesperado cuando me desperté unas horas después, me encontraba en el mismo lugar solo que mi cuerpo se había transformado una vez mas a su figura original, estaba recostada desnuda en el piso frente a la ventana mientras un pensamiento rondaba mi mente... en un espacio iluminado visualmente pero lúgubre y obscuro en su atmósfera; parecía como sí todo hubiera vuelto a la normalidad, pero nada volvería a ser lo que alguna vez fue.