Quizá había sido una de mis más grandes incógnitas en la vida. Cuando era pequeña y me respaba las rodillas escuché muchísimas veces la frase "no llores más, se fuerte" y ahí empecé a pensar que ser fuerte era simplemente no llorar, no demostrar nuestras debilidades; luchar por la imagen de ser indestructible cómo las rocas... Y vaya creo que ese fue el primer error.
Después reafirmé mi idea de que ser fuerte era no llorar y era no demostrar que algo me aquejaba, esta vez me refería más allá de los raspones a los dolores del alma, ¿ cuantas veces no nos hemos quedado callados llorándole a la almohada deseando un abrazo, queriendo consuelo y no decirle a nadie por miedo a no vernos como aquellas personas qué siempre están bien? Puede qué a no todos les haya pasado lo mismo. Pero se que en ocasiones todos hemos sufrido en silencio.
Muchas situaciones me enseñaron que ser fuerte no es no llorar, no es demostrar que estamos bien así el mundo que nos rodea se esté cayendo a pedazo. Ser fuerte es no dejar que los miedos nos impidan seguir adelante, que los recuerdos malos los tengamos en la memoria como aprendizaje más no como una espina dentro del corazón que no nos deja crecer sino que nos hace sangrar. Ser fuerte es ser libre, es no tener miedo de gritar, de reír, de amar, de perdonar y de valorar aquellos detalles que hacen de la vida tan perfectamente imperfecta.
Un águila es majestuosa y quizás es uno de los animales más fuertes que conozco de su existencia, ellas pueden caminar en la tierra por cortas distancias, pero son ágiles y rápidas cuando por el aire se desplazan; resisten los más fuertes vientos y tienen claro a donde deben llegar y tras que van. Además de ser ágiles y talentosas a la hora de cazar y de planear estrategias de vuelo son animales monógamos y suelen adaptarse fácilmente a los cambios de clima y de espacios. Quizás este es el verdadero significado de la fortaleza el hacer crecer aquello que hay bueno en nuestras vidas; construir proyectos, arriesgarnos a tomar decisiones que para muchos puedan parecer peligrosas pero que dentro de nuestro interior sabemos que no pondremos vivir tranquilos sin intentarlo.
Sólo es esto, ser fuerte es ser libre de vivir, de sentir y de volar aunque el viento sople en nuestra contra; es estar aquí creando sueños en la realidad, no esperando que las oportunidades lleguen a nosotros sin luchar por ello. Es más que simplemente estar sin llorar.
